Eventos
Para los que os
preguntáis como pasa las vacaciones el Sr. Barroso, aquí os dejo leer una
postal que me ha mandado.
“Estimado Eufrasio, dado
que este agosto no tenía ningún bolo, he decidido coger el toro por los
cuernos, para mi desgracia lo he hecho literalmente y me he llevado una cornada.
Debido a los antibióticos no puedo beber y encima este verano no me he comido
un torrao; espero que tú lo estés pasando tan bien como yo.
P.D. ¿Me puedes enviar
150 euros?”
Así que ya veis, mejor no puede estar, allí donde va todo es diversión.
Por cierto, a¿alguien me puede prestar 150 euros para que se los envíe al Sr
Barroso?
El Gran
Libro de Autoayuda del Señor Barroso.
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Rasputin
En su lugar de origen pretendía darse
una apariencia de Jesucristo y tenía
fama de sanador mediante
el rezo (puede que os parezca raro que la gente fuese tan
crédula en una aldea de mierda donde las pocas medicinas que había en la época
era imposible que llegasen si es que se tenía conocimiento de su existencia, en
cambio aquí nos basábamos totalmente en la ciencia cuando salíamos en procesión
para que Dios y los santos acabasen con alguna sequía), razón por la cual, y
gracias a una amiga de la zarina llamada Anna
Výrubova, en 1905 fue llamado al palacio de los
zares para cortar una hemorragia de su hijo único que padecía de hemofilia. El zarevich efectivamente mejoró —algunos investigadores sostienen
que fue mediante hipnosis y otros que de puta casualidad, estando todas las leyes
de la probabilidad de parte de estos últimos— y la familia Romanov, especialmente
la zarina Alejandra,
cayó bajo la influencia de este controvertido personaje.
Gracias a este influjo que Rasputín
ejercía, acabó designando a muchos altos funcionarios del gobierno que fueron
muy criticados y, en la I
Guerra Mundial cuando el zar Nicolás II asumió el mando del ejército,
Rasputín aprovechó para hacerse con el control absoluto del gobierno.
Sus orgías eran también muy conocidas
por todo el pueblo ruso, de ahí que su miembro viril se haya convertido en
objeto fetiche con el paso de los años y símbolo de fertilidad en otros muchos.
El verdadero[1] miembro
de Rasputín se muestra de hecho en un museo erótico en San Petersburgo como
prueba de sus leyendas acerca de sus múltiples escarceos y del efecto que estos
tenían en las mujeres. El casi completo miembro sexual de Rasputín (se
conservan en formol 28,5 centímetros “únicamente”) se calcula que pudo
llegar a medir unos 40 centímetros de largo en erección.
[1]
Hay quien dice que en realidad pertenece a un equino, y que habría que hacerle
pruebas para determinarlo, a lo que se niega el museo. Si yo fuera el dueño del
museo también me negaría, si la gente va al museo gracias a este reclamo, la
verdad puede esperar.